La materialidad del lenguaje

El lenguaje es una forma de mediación de los seres humanos con las condiciones materiales de la existencia (entorno material) y, en tanto tal, es un modo específico de producción social de la vida.

Como producto social humano, el lenguaje está determinado por esta mediación y, a su vez, la determina. Es producto y productor de formas de medicación humana.

Por lo tanto, el lenguaje es producción social humana, no hay entidades suprasensibles o trascendentes que lo gesten; sino que es resultado de la acción social y material humana para producir y reproducir la vida; es producto del trabajo humano.

El lenguaje es resultado de la producción social de la vida y, a su vez, cambia esa producción social de la vida, la modifica, la hace otra.

Con el lenguaje, la mediación del ser humano con las condiciones materiales de existencia toma la forma de mediación en y con el mundo. El mundo es producido por el lenguaje como escenario donde se presenta cierto tipo de mediaciones con el entorno material.

El lenguaje es producto de la acción humana; mejor aún, es producto de las interacciones sociales del ser humano con el mundo, con el mundo humano. El mundo humano es producto de la interacción del ser humano con la tierra, con el entorno biótico y abiótico; depende de él y, a su vez, lo modifica.

Hay, en la base del lenguaje, una materialidad necesaria y ella no aparece como un elemento dependiente del escenario humano, sino que es generadora y determinante del escenario humano.

El lenguaje es una forma de mediar la vida humana con los objetos del entorno material; el lenguaje es mediación humana con la materialidad que determina el metabolismo social, dentro del cual está el lenguaje.

En el estudio sobre la aparición del lenguaje oral en los niños pequeños de Lev Semionóvich Vygotsky, la relación de la materialidad con el lenguaje se hace presente.

Vygotsky cuestiona la perspectiva que supone que los niños se relacionan con las palabras y los objetos como si conocieran, dedujeran o descubrieran que los vincula el significado. En ese texto, Vygotsky critica el enfoque donde pareciera que el objeto portara significado propio y el niño se relacionara no con el objeto sino con una representación de él: la palabra que lo designa. Como si el niño pudiera comprender que a cada objeto le corresponde un significado que se expresa, se representa, en la palabra.

La relación de la palabra con el objeto es externa al significado, dice Vygotsky:

«el niño domina simplemente la estructura externa del significado de la palabra, él asimila que a cada objeto le corresponde su propia palabra, domina la estructura que puede unificar la palabra y el objeto, de forma que la palabra que identifica al objeto venga a ser propiedad del propio objeto.» (p. 175)

Esa relación entre la palabra  y el objeto, el sonido y la cosa es material. Con el objeto se conecta una palabra, no un nombre que lo designa, sino una palabra que lo relaciona con el niño, con la acción del niño, con su voz.

El sonido que pronuncia el niño, la palabra, lo conecta con un rasgo del objeto, con la percepción de la forma total del objeto (gestalt). La palabra es acción con el objeto, en tanto forma sensorial percibida; no representación de él.

El lenguaje oral es una acción del niño con el objeto, es la mediación material con el objeto; es el que vincula la palabra al objeto, o el objeto con el niño. La palabra hablada del niño, la voz, es la acción humana que media la acción con el objeto y esa acción es lenguaje material.

Vygotsky parte de dos elementos materiales; o mejor, de la materialidad de dos elementos presentes en la acción del niño: la palabra y el objeto y analiza los modos en que varían, o cambian, las acciones del ser humano con ellos.

En el modo en que una palabra pasa a conectarse con otro objeto, en que se usa en la acción con otros objetos, en ese cambio que surge en la acción del ser humano entre las palabras y los objetos, aparece lo que es la historia.

La historia es el elemento central para estudiar los cambios en las maneras en que se configuran las relaciones del ser humano con su entorno, en las maneras en que se produce y reproduce la vida, en las maneras en que se transforman los conflictos entre los modos de producción de la vida.

En su texto, Vygotsky estudia la manera en que las palabras aparecen, en la lengua, como parte de la historia de las relaciones entre el ser humano y los objetos:

«La historia de toda palabra demuestra que su aparición estuvo ligada a una determinada imagen. Después según las leyes del desarrollo psicológico, tales palabras dieron origen a otras. Así pues, las palabras no se inventan, no son el resultado de condiciones externas o decisiones arbitrarias, sino que proceden o se derivan de otras palabras. A veces, las nuevas palabras surgen por haberse transferido el viejo significado a nuevos objetos.» (p. 177)

Las palabras pueden conectarse con los objetos, en las lenguas, a través de imágenes de los objetos, o sin imágenes. Esas imágenes no son, inicialmente, representaciones abstractas o fotografías de los objetos; sino que se refieren a rasgos del objeto a los que, como parte de él, se conectan: una gestalt, parte, o forma, que configura el todo.

Aquí el significado se presenta como un rasgo de las palabras que se conecta con ciertos aspectos de los objetos, con partes que se configuran como el todo del objeto.

Ese decir, en su acción con los objetos, los seres humanos fueron usando palabras que se conectan a partes de los objetos que configuran un todo de ellos; y en ese uso, la palabras fueron siendo usadas en la relación con otros objetos; lo que las llevó a transformarse y a conectarse con unos rasgos totales de unos objetos pero aplicados a nuevos objetos. Ese tránsito, ese cambio es lo que Vygotsky llama la historia de las palabras.

Esa historia no es fruto de una convención, ni de una acción arbitraria; sino que es producto del uso de las palabras en las acciones del ser humano con el mundo material.

La historia de las palabras es producto de un lenguaje que es material, en tanto se concreta en lenguas que se construyen históricamente por la acción del ser humano con los objetos, con la imagen total de esos objetos.

En Vygotsky no hay un lenguaje que exista fuera del ser humano ni aparte de la acción concreta del ser humano; incluso, la lengua es producto de la historia en el uso material de las palabras, de la historia de las palabras producida por la acción social humana.

«las palabras no se originan arbitrariamente, sino siempre en forma de signo natural relacionado con una imagen o una operación; en el lenguaje infantil los signos no aparecen como inventados por los niños: los reciben de la gente que les rodea y tan sólo después toman conciencia o descubren las funciones de tales signos.» (p. 179)

Finalmente, el trabajo sobre la relación material de las palabras y los objetos es producto social humano; la conexión entre la palabra y el objeto no es intrínseca a la relación significante sino externa; es decir, es acción humana material y social.

La construcción del lenguaje no está en la palabra, ni en el objeto; sino en la relación social de los seres humanos con los objetos por medio de la materialidad de las palabras; que luego instaura las funciones del significado. Es producto de la actividad social humana sobre el mundo.

«En el niño, que recibe cada palabra concreta de nosotros, se establece una conexión directa entre la palabra dada y el objeto correspondiente. Esa conexión o reflejo condicionado se origina en el niño por vía natural, ya que el niño no descubre ningún signo nuevo y (ni) utiliza la palabra como signo del objeto dado.» (p. 180)

La acción social humana está determinada por las condiciones materiales de vida; esa materialidad, como determinante, también está presente en la manera en que el niño usa los sonidos, como parte del lenguaje oral, para actuar en el mundo, con los objetos.

Es decir, el lenguaje oral, como mediación humana, está determinado por las condiciones materiales de vida; es manifestación de la materialidad de la vida humana. El lenguaje oral en los niños pequeños forma parte de las acciones sociales de los seres humanos en la producción material de la vida.

Referencias

Marx, K. (2014). El capital. Tomo I, II y III. México, D.F., México: FCE – Fondo de Cultura Económica.

Mészáros, I. (2011). Estructura social y formas de conciencia. Volumen I: La determinación social del método. Caracas, Venezuela: Ediciones de la  Presidencia y la República y Monte Ávila Editores Latinoamericana.

Vygotsky, L. (1960). Desarrollo de las funciones psíquicas superiores. Moscu, URSS: Comisión editorial para la edición en lengua rusa. Academia de Ciencias Pedagógicas de la URSS.


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