Conocimiento y contexto

Partamos de un supuesto: las condiciones actuales en que se hace posible el conocimiento no son las mismas que existían hace un tiempo. «El mundo ha cambiado tanto que los  jóvenes deben reinventar todo: una manera de vivir juntos, instituciones, una manera de ser y de conocer» nos dice Michel Serres (2013) cuando expone su visión de nuestros tiempos. Si el contexto (los mundos) ha cambiado y, con ello, la maneras de conocer deben ser reinventadas; entonces, hay algo que nos conmina a preguntarnos por lo qué es y lo qué fue: ¿qué conocimiento es? y ¿qué conocimiento fue?.

Las formas de conocer hoy exigen otras actitudes, otras acciones, otras maneras de vivir. Paralelamente, o quizá intrínsecamente, al cambio de los mundos hay un cambio en las maneras de conocer; como un uróboros, no hay unos sin las otras; contextos y formas de conocer van en mutación conjunta, se hacen y rehacen mutuamente.

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El contexto que vivimos no es el que venía siendo y, entonces, las condiciones de conocimiento han cambiado; conocemos de otras formas aunque la inercia mantenga la apariencia de que las cosas vienen siendo lo mismo: la continua repetición de lo establecido con sus reglas y certezas. Sin embargo, algo se rompió y no puede ser reparado con la forma anterior, es necesario volver a hacerlo todo, re inventarlo. ¿Qué había, qué hay?

En medio de esta fisura, de este pensamiento abismal, como diría Boaventura de Sousa Santos (2010), la ciencia (aquella forma de conocimiento) que se venía suponiendo valida se ha desquebrajado; su manera se ve obtusa, paquidérmica, lejana, lineal y en continua evolución. Ella corre con el lastre de su modo y se hinca tratando de tomar otro suspiro para seguir avanzando en medio de una tumultuosa puja entre lo permanente y los nuevos, hay «secretitos sucios, impuros» que mezclan lo que está mandado a ser separado, analizado y conocido, como dice Emmánuel Lizcano (2006). Formas, espacios, seres, objetos, tiempos y procedimientos están en conflicto: atrapados en los límites de la página mientras afuera bullen acontecimientos nuevos, mezclas extrañas, nominaciones vulgares, tiempos simultáneos, agrupaciones de seres que producen saberes y que, al margen de ella, se hacen vidas múltiples.

La vieja ciencia se descose ante la presión de acontecimientos diversos, móviles, veloces y estocásticos que no resisten su aproximación lineal, ascendente, evolutiva, desarrollada, progresiva… Estamos en tiempos interesantes, dice Savoj Žižek (2011) para invitarnos a recrear nuevas formas de goces y de relaciones con los saberes, los poderes y las ideologías en momentos en que nada de lo sabido puede servirnos para hacer del mundo algo diferente a lo que ha venido siendo.

Hemos creído que lo que se ha producido con el modo de conocimiento proclive al capitalismo – que tiene mucho que ver con el concepto moderno de ciencia – es una ascenso a la razón, al bienestar, a la tecnología y a la civilización. Ello, inevitablemente, es así porque hemos quedado atrapados en los modos de hacer la vida propios del capitalismo que presentan la razón, el bienestar, la tecnología y la civilización como la medida de todas la cosas – incluidas las nociones de avance, de evolución y de progreso -, como sí fuesen intrínsecas a la vida. Conocimiento, ciencia y plus-valor, en esta época, están tejidos estrechamente en beneficio de la reproducción del capitalismo como forma de vida dominante.

Si el capitalismo no da visos de que finalizará su dominación sobre la vida en el planeta, ¿qué es lo que aparece como diferente, qué eso «otro» que hace que el conocimiento sea otros saberes? Aquello novedoso ¿será otra manera de enfrentamiento entre los eternos opuestos, el eterno retorno, el tercero excluido en la dialéctica o será nuevas movilizaciones que – en el proceso de liberación y oposición a la dominación del capitalismo como modo de metabolización de la vida, como dice István Mészáros (2011) – irrumpen como multiplicidad de fragmentaciones y fisuras que irán dando la posibilidad a otras formas de vida sin capitalismo? o ¿Será, por ahora y siempre, la confrontación cambiante entre la profundización de un modo de vida ajeno a la vida (tanático) y al resurgimiento de múltiples modos de hacer la vida (eróticas) que no se ajustan a esa manera?

Referencias

Lizcano, E. (2006). Metáforas que nos piensan. Sobre ciencia, democracia y otras poderosas ficciones. Madrid, España: Ediciones Bajo Cero y Traficantes de Sueños.

Mészáros, I. (2011). Estructura social y formas de conciencia. Volumen I: La determinación social del método. Caracas, Venezuela: Ediciones de la  Presidencia y la República y Monte Ávila Editores Latinoamericana.

Santos, B. (2010). Decolonizar el saber, reinventar el poder. Montevideo, Uruguay: Ediciones Trilce-Extensión universitaria. Universidad de la República.

Serres, M. (2013). PuIgarcita: el mundo cambió tanto que los jóvenes deben reinventar todo: una manera de vivir juntos, instituciones, una manera de ser y de conocer… Buenos Aires, Argentina: Fondo de Cultura Económica.

Žižek, S. (2011). ¡Bienvenido a tiempos interesantes! La paz, Bolivia: Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia.


One Response to “Conocimiento y contexto”

  • Harold Estrada

    Debemos como docentes en ejercicio, fomentar y estar atentos a las manifestaciones de ese capitalismo senil, que nos pueden dar pistas de un por donde, cuando, para con Mészáros, buscar o construir las opciones al modo de producción capitalista. Una cooperativa de maestros, de estudiantes, mixta, cooperativas de pequeños propietarios de tierra para ponerlas todas en función de la producción colectiva, que permitirá una mejor posición al negociar en los procesos de circulación aun capitalistas.