Conexiones múltiples y flexibles

Hagamos una puesta en juego: es mejor tener más entradas y vínculos que solo unos pocos. Cuando hablamos (por solo decir hablar) estamos en uso de muchas posibilidades que se transforman mutuamente con cada expresión, entre millones de más que efectivamente no usamos. La experimentación es inevitable con la manera en que la comunicación se ofrece, sucede. Hay una condición exponencial en el uso del lenguaje que, en la comunicación, se maximiza y muta.

Cantidades es quizá el carácter más cercano al lenguaje y la comunicación; más allá de las calidades, están las cantidades de expresiones, enunciados, acciones que se entrelazan en el lenguaje (nótese que no se usa el término suceder, pues la sucesión es una aproximación primera a la dinámica cambiante de la experimentación, quizá una mirada sincrónica sobre la dinámica diacrónica). En este estado de movimiento, el poder se presenta como la posibilidad de variación, de transformación efectiva de las situaciones a partir del juego de una particular red de poder que se presenta en contraposición con otra red (o con diferente tipo de posiciones).

Llevar la situación a las condiciones propias de una red en un momento específico expresaría el ejercicio de poder: hacer que la situación devenga según la estrategia propia de una red específica. Hace falta anotar que la red no está formada por sujetos sino por acciones, eventos, acontecimientos, relaciones, lanzadas comunicativas. Ese ejercicio entre los diferentes tipos de redes (agrupamientos parciales e inestables, en tiempo y espacio específicos) puede tender hacia lo necesario o lo posible: hacia la sobredeterminación unívoca o hacía las sobredeterminaciones posibles – nótese el plural que siempre funciona como indicativo – (Serres, 1996. pp 19-20).

En las relaciones comunicativas se juega un movimiento mínimo: hacer lo probable, necesario o posibles; es decir, que una posición, perspectiva y posición específica se proponga como determinante de la situación general por un tiempo y lugar preciso, particular. En estas circunstancias la secuencia y linealidad de la causa desaparece, las causas pueden encabalgarse sobre las consecuencias, anticiparse las consecuencias a las causas; no solo irreversibilidad sino incertidumbre. La determinación solo es una situación particular en un escenario de múltiples condiciones variables, mezcladas y móviles.

Entonces, volvamos sobre el significante y el significado ¿qué les sucede cuando la comunicación (y el lenguaje que experimenta) se encuentra en mutación? ¿qué les sucede cuando están por fuera de la relación lineal, dialéctica, dicotómica que parece tejerlos en una sucesión de realidades e imaginaciones? Quizá lo más difícil sea pensar un lenguaje que se surte sin la preeminencia del sujeto: aquel fantasma que parece apropiarse de los significantes y los significados para coserlos al cuerpo.

Referencias

Serres, M. (1996). La comunicación: Hermes I. Barcelona, España: Editorial Anthropos.


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